martes, 27 de octubre de 2009

¿Tiene sentido otro modelo de publicidad?

Me refiero al hecho de que se termine la publicidad como se ha venido entendiendo toda su vida. Dejar de sentarme a ver una película por la noche (cuando lo que quiero es relajarme y disfrutar de la misma) y que me interrumpan ese proceso para soltarme una retahíla de spots que probablemente no me interesen en ese momento. Y si alguno lo pudiese hacer, ese no sería el momento más oportuno para encontrarme abierto a escuchar su mensaje.

Pero, ¿echaríamos de menos la publicidad si de repente de la noche a la mañana desapareciese de todas partes? ¿TV, Metro, paradas de autobus, prensa, radio, Internet, etc? Probablemente, la primera sensación sería de alivio ¿no? Pero estoy convencido que con el paso de los días, según nos vayan surgiendo nuevas necesidades de compra la echaríamos en falta. Para lo que sea. Desde un detergente hasta un coche nuevo familiar. ¿Qué pensáis vosotros?

¿Por qué no pueden convivir la publicidad y nuestras necesidades de la misma? ¿Por qué no podemos elegir cuando verla y cuando no? Si me acabo de comprar un Renault Scenic porque he sido padre de mi tercer hijo, ¿realmente cree la gente de Audi que voy a estar interesado en un A3 en este momento? ¿No verdad? Entonces, ¿por qué tengo que "tragarme" el spot del coche y no disfrutar de la película sin interrupciones?

Pero en cambio, si tengo que buscar una silla de bebé que desconozco siquiera qué marcas hay en el mercado, ¿por qué no puedo acceder a la información publicitaria de una manera rápida, agregada y filtrada de spots de productos de este tipo?

Los anunciantes persiguen masa crítica y los prosumidores buscamos sólo lo que nos interesa y cuando nos interesa. Es cierto que converger ambas posturas era complicado en el pasado, pero ahora con la revolución tecnológica (fundamentalmente Internet) sí lo puede ser.

Se podría obtener un estado de satisfacción en el prosumidor y, quizás, una mayor efectividad en las campañas del anunciante.

El riesgo para ellos probablemente sea el que todavía consideran el monopolio de la audiecia como su mayor ventaja competitiva. Y yo creo que no lo es.