La red es un lugar muy grande. Hay muchos "sitios", muchas "personas", muchas "actividades" y, obviamente, mucha publicidad (alguien tiene que pagar todo ¿no?). De todo tipo, pero "irremediablemente" aún la hay. ¿Por qué digo irremediablemente? Porque si no estuviera ahí, muchos de esos "sitios" que nos ofrecen "actividades" para disfrutar con las demás "personas" no existirían.
Desde el punto de vista del consumidor, las cifras de todos los estudios habidos y por haber (si las cosas no cambian) demuestran su rechazo a la publicidad. Como
comentaba el otro día Enrique Dans en su blog, uno de los
plugin más descargado para Mozilla es el de
Ad Block Plus. Los usuarios lo están dejando claro ¿no?
Ahora bien, ¿qué efectos tiene esto para todos estos "sitios" y para los anunciantes? Obviamente, la ruina. Quizás no ahora, pero sí es posible que en un futuro (y no muy lejano) sí.
La pregunta fundamental por lo tanto es qué se puede hacer. Como os podéis imaginar, yo no tengo la respuesta pero sí quiero reflexionar sobre un par de cosas.
Como en cualquier otro negocio orientado a consumidor final, hemos de cuestionarnos qué es lo que realmente quiere el consumidor. ¿Realmente quiere la publicidad? Ya hemos dicho que así parece claro que no. Pero, ¿la aceptaría de alguna otra forma? Yo estoy convencido de que sí, porque verdaderamente creo en su utilidad última: INFORMAR.
Ahora bien señores anunciantes, informenme de lo que realmente a mí como consumidor me puede aportar valor. De cualquier tipo: descuento especial, nuevo producto, promoción asociada, sorteo especial, etc. Pero siempre de aquello que YO (sujeto que toma la decisión) quiero. Y es más, me atrevería a decir también que cuando YO quiera.
Al fin y al cabo, estoy hablando de la finalidad de la segmentación por todos conocida ¿no? Pero no desde el punto de vista del anunciante sino del consumidor como receptor del mensaje. ¿Y por qué este punto de vista? Porque en Internet es él quien manda. Sí, sí. Así es.
Entonces, ¿tiene un futuro rentable la publicidad digital para el anunciante? ¿Y para el negocio digital? ¿Tiene utilidad para el consumidor?
Mi modesta respuesta es que sí. En la medida que esa segmentación sea más afinada en persona, lugar y momento, será rentable y útil. Por eso, ahora mismo la guerra por la identidad digital en Internet es el mayor valor intangible por el que Facebook, Twitter y Google están compitiendo. ¿Las alternativas? Pues las que ya sabéis: Facebook Connect, Twitter Connect y Google Friend Connect.
¿Qué aportan estos servicios? Bien enfocados muchísimo. ¿Por qué? Porque con ellos, medios y anunciantes podrán conocer realmente mis pasos voluntariamente en la red. Podrán reconocer que cada lunes después de entrar en El Mundo.es, entro en la web de Carrefour para hacer la compra. O que los jueves, después de intercambiar un par de e-mails desde Gmail con mis amigos, entro en La Guía del Ocio para ver qué conciertos hay ese jueves en Madrid.
Es decir, obtendrán no sólo mi posicionamiento en coordenadas de sitio web, sino mis patrones dinámicos de navegación. Con esto, podrán dibujar mis comportamientos y definir cuando estoy en "modo navegación" o en "modo pro-comercial".
Así, todos contentos ¿no? Especialmente el usuario. Navegará sin interrupciones cuando quiera y recibirá información relevante y de valor cuando muestre interés.
¿Hay muchas incógnitas abiertas? Por supuesto. Si no, no sería Internet. La primera y más complicada de superar para muchos: el derecho a la privacidad.
¿Qué opináis los demás? ¿Lograremos de verdad algún día saltar de verdad a la 3.0? Por el bien de todos, espero que sí.