jueves, 7 de enero de 2010

Éramos pocos y parió la abuela

Típica frase que refleja un estado en el que, cuando parecía que nada podía empeorar, por alguna causa adicional lo hace. ¿Cuántas veces la hemos dicho a lo largo de 2009? ¿Una? ¿Diez? Yo ya ni me acuerdo, pero sí que sé que han sido unas cuantas.

La cuestión fundamental es que no está sólo en nuestra mano resolver la situación, pero sí es verdad que si no aportamos no saldremos de ella nunca. Por eso, debemos empezar (si no lo hemos hecho hace tiempo) a definir los nuevos valores que queremos exigir a nuestro negocio para bailar en la nueva pista de baile que surgirá después de la crisis.

No merece la pena buscar culpables, aunque todos miramos más o menos a los mismos sitios, ni siquiera soluciones, porque eso significaría reparar lo que veníamos haciendo hasta el momento. Lo que hace falta es buscar alternativas e innovaciones de nuestro modelo de negocio y de nuestro modelo de “hacer” negocios.

A medida que avanza este siglo, y eso que llevamos muy poquito, han aparecido en la sociedad una serie de factores que también han afectado al mundo de los negocios. Probablemente el choque de éstos con los valores económicos del pasado han sido, en gran parte, el detonante de todo.

  • La sostenibilidad, no ya sólo desde la perspectiva medioambiental sino social y humanitaria., ha generado una conciencia mayor en las personas aunque siempre ha estado ahí.
  • Las economías emergentes, como China, Brasil e India, que se han mostrado al mundo occidental malacostumbrado como una alternativa muy poderosa, pero al mundo a nivel global como una oportunidad y un ejemplo a imitar en algunos aspectos. En otros en absoluto, pero eso es otro debate.
  • Las nuevas tecnologías que, a pesar de existir e influir desde hace tiempo, ahora están adquiriendo un papel fundamental. No sólo en el seno de las operaciones de las empresas, sino también en la forma de vivir de las personas.
  • La nueva era de la comunicación, en la que el papel del consumidor no es sólo llegar a la tienda, elegir un producto, ir a la caja y pagar con su MasterCard. Ahora sabe y exige más.

Son muchos fenómenos que hay que armonizar en el seno de los diferentes modelos de negocio si no queremos que industrias enteras se vayan al traste y con ello millones de puestos de trabajo. Porque, al fin y al cabo, el señor Díaz Ferrán seguro que ha brindado con Dom Perignon estas Navidades.

1 comentario:

delu42 dijo...

Después de bastante tiempo sin leer tus atinados comentarios, se bienvenido...y como siempre...un total acierto tus consideraciones..