El blog surge en su origen como una herramienta on-line dónde las personas podían publicar en la red cualquier tipo de información para compartirla con el resto de usuarios de la red e incluso esperar recibir feedback de ellos. ¿Qué información se podía publicar? ¿Había límites? ¿Qué finalidad tenía? Obviamente publicar el procedimiento de cómo fabricar un cocktail molotov o explicar el procedimiento para “robar” las claves en un cajero automático, pues probablemente no sean fines honestos de utilización de esta herramienta. Pero ¿para qué se servían entonces? Muchos dirían que para suplir al mítico diario que muchas adolescentes escondía debajo de la falsa tapa de algún cajón (ahora no tan privado ya), para relatar el cuaderno de bitácora de un viaje, utilizarlo como “columna” de opinión sobre un asunto concreto, servir de CV para que todo aquel que accediese pudiese ver de qué somos capaces, etc, etc.
Lo que sí parecía evidente es que el fenómeno del blog había nacido bajo una serie de “normas de comportamiento” que todo el mundo respetaba: transparencia, sinceridad (como el ser humano la entiende claro está), permisividad a la hora de escuchar comentarios, retroalimentación, herramienta para estableces vínculos y una largo etcetera. No quedo reflejado en ningún lugar, que yo conozca al menos, un decálogo del buen uso del blog pero al igual que en otros campos se daba por sabido este tipo de comportamientos.
¿Qué ocurre cuándo la empresas comienzan a desarrollar blogs corporativos? ¿En qué cambia la filosofía del uso del blog? Hasta ahora eran personas las que relataban los blogs a modo de “cuento” sus peripecias, conocimientos, inquietudes, aventuras (de todo tipo algunas veces), etc. Pero en un blog corporativo ¿quién anda detrás del teclado del ordenador? ¿Un enamorado del gobierno corporativo que desea trasladar las buenas obras de la compañía y contrastar el impacto en los clientes? ¿Un becario contratado al que no saben que mandarle y como sabe trastear un poco con el ordenador le dicen: “Chaval, cúrrate un blog para la empresa”? ¿O se trata de una herramienta más de marketing para dar publicidad a un nuevo producto que se acaba de lanzar?
Parece ser que el fin que Vichy perseguía con el lanzamiento de su blog era esta última opción. A mí me parece perfecto. Internet es un espacio libre. Esa es la base del éxito que ha tenido. No se puede decir a cada cual qué puede y qué no puede hacer (salvo ciertos extremos ya mencionados previamente). Al fin y al cabo, ¿en qué consiste la publicidad? ¿No son los anuncios que vemos en
Por todo esto yo puedo criticar, y critico, el hecho de que probablemente Vichy no hizo una correcta segmentación del mercado a la hora de ejecutar su estrategia de marketing en la red. Probablemente utilizar un blog como herramienta de marketing tendría que haber venido acompañada de un estudio sobre el público que habitúa a leer este tipo de fuentes de información y haberse molestado en saber qué es lo que esperaban encontrar en un blog. O mejor dicho que es lo que no esperaban o bajo que normas del juego solían funcionar. Si quieres saltar al césped a jugar tienes que saber cuales son las normas del juego y Vichy no las quiso ver."
No hay comentarios:
Publicar un comentario